Bush

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Es cierto que uno nunca sabe par a quién trabaja. Por ejemplo, los cubanos de Miami se constituyeron en el factor determinante para llevar a Bush a la presidencia de Estados Unidos. Al saberse con tal fuerza, los cubanos pensaron que a Castro le quedaban días, si no horas, en el poder. Pasaron los meses y no “le veían el queso a la tostada”… y no solamente eso: el gobierno federal seguía regresando a los balseros que no ponían sus dedos gordos del pie en tierra firme norteamericana. Al grupo de doce cubanos que haciendo alarde de creatividad se hizo a la mar dentro de un camión viejo que flotaba sobre unos cuantos tambores de gasolina, no lo dejaron quedarse en tierras de libertad, lo que terminó de ponerle banderillas al exilio cubano miamense.

Ahora me pregunto: ¿y es que a Bush le conviene que Fidel se muera o sea defenestrado del poder en Cuba? La respuesta -- creo -- es negativa. A nuestro amigo lo que le conviene es el "guaraleo", es decir: "darle cordel" a los cubanos para que sigan esperanzados en que algún día los "marines" desembarcarán en la isla y acabarán con "la quinta y con los mangos". No nos olvidemos jamás que a Bush le queda una reelección, por lo que matar al "coco" sería tremendamente improductivo.

Siempre he oído decir que una invasión a Cuba le costaría a los "americanos" unas cuantas bajas de más. Últimamente las guerras son televisadas. Cuando los ciudadanos de Estados Unidos comiencen a ver cómo llegan de esa isla caribeña las bolsas plásticas negras llenas de cadáveres de jóvenes soldados, ocasionaría un costo político tremendamente grande que ningún presidente re-elegible desearía afrontar. La invasión a Cuba no permitiría un bombardeo de interminables semanas como vimos en las dos intervenciones en Irak. No creo que el pueblo se lance a las calles a defender la "revolución", pero ante las perspectivas de un desagradable lote de cadáveres, los "americanos" lo pensarían dos veces antes de invadir Cuba.

Sin embargo, yo me inclino hoy por otra evaluación un tanto más maquiavélica y calculadora. Si Castro muriese o fuese derrocado, muchos cubanos de Miami que ahora votan por los republicanos se regresarán a Cuba y la inmensa mayoría de ellos que se quede en Miami, perdería el interés político y en consecuencia dejaría de estar dentro del conteo de los "votos duros" que pudieran reelegir a Bush en una segunda elección.

A la "hora de la chiquita", los "americanos" hacen como hacemos todos: Evaluar los pros y los contras y ver qué cosa beneficia más inmediatamente sus intereses nacionales. La miopía norteamericana, además, no les permite mirar hacia lo lejos en el futuro, por lo que se enchufan sus lentes contra la presbicia para leer a corta distancia y el que venga atrás que arree.

Es por cosas como éstas que yo me enervo cuando oigo a alguien asegurar que los "americanos" no permitirán que Chávez se adueñe de Venezuela por aquello de ser un país estratégico debido a su poder energético de primer orden en el mundo occidental. No podemos jugarnos la vida a que esto será cierto. Todo depende de qué lado esté soplando el viento cuando llegue el momento de tomar una decisión. "Believe me", aunque Chávez no sea blanco,
ellos se entienden.

Caracas, 6 de agosto de 2003